¿La opción?
Desde que Andrés Manuel López
Obrador fue a su primera justa electoral buscando la presidencia de la república,
ya se le veía organizando una estructura paralela a la del PRD; partido que lo
cobijó después de dejar su militancia priista por unirse a la causa de la
corriente democratizadora que encabezaba el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Tal
estructura paralela fue creciendo en el Distrito Federal y más adelante después
de la elección de 2006, AMLO se dedicó a recorrer el país para formar comités
de base, los cuales funcionaban bajo las siglas de Movimiento de Regeneración
Nacional y que cada vez le iba ganando terreno a un PRD que se ha equivocado en
varias decisiones que ha tomado, pero no como partido político representante de
una ideología, sino por decisiones personales de los grupos que ostentan el
poder y que se lo reparten para sí y sus amigos u aliados de corrientes, pues
sabemos que desde su nacimiento el PRD es una amalgama de corrientes
ideológicas disímiles y hasta en ciertos puntos extremistas de la izquierda,
tanto de tradiciones varias como el marxismo ortodoxo, el revisionismo, el
marxismo-leninismo, el maoísmo, el socialismo, troskysmo y varias sub ramas de
pensamiento analítico-crítico y filosófico.
En ese contexto AMLO como
normalmente lo conocemos, se fue de las filas de un partido que sólo uso su
nombre como sinónimo de referencia, de un liderazgo popular que ha permeado lo
más profundo del imaginario de los ciudadanos y que ha coincidido con la
opresión que en muchos sentidos y rubros tiene el mexicano acumulado a lo largo
de décadas de sometimiento ideológico, salarial, mediático, de salud y
educativo. AMLO solo significó para el PRD ganancias digamos colaterales, es
decir, triunfos en gubernaturas, regidurías, puestos al interior del partido
como cargos de dirección y demás. Siempre en casos específicos en los
municipios se trabajó por y para cada corriente, no por el proyecto de López
Obrador y su intención –al menos en el discurso- de cambio en el país. Hoy los
PRDistas reniegan de él y de su partido que les ganó cuantitativamente en los
comicios pasados de 2015.
Hoy en la elección de Colima vemos
que MORENA no tuvo la fuerza suficiente para posicionarse de una manera
importante en la preferencia de los ciudadanos colimenses, ya que no alcanzó ni
el 3% que marca la ley para poder conservar el registro como partido, sin duda,
las condiciones de la elección hay que verlas dentro de su contexto y no tratar
de sacar conclusiones de un caso que tiene su propia dinámica, sus tiempos y
sus recursos que quizá aún tienen por mejorar, pero son experiencias de un
partido en pañales que se enfrenta a un aparato ya consolidado de partidos
políticos, con militantes ya entrenados en los tejes y manejes de la política
mexicana.
En Atizapán de Zaragoza también
tenemos unas condiciones sui generis
de éste partido, donde hoy MORENA como partido tiene una regiduría, pero
encabezada por un representante popular (Antonio Pacheco Villeda) que a lo
largo de varios años y en compañía de su hermano – Eduardo Acosta Villeda, que
en su momento fue regidor del municipio por el PRD y además de ello diputado
federal por las siglas del Partido Demócrata Mexicano- han sido parte de la
estructura de poder que dicen rechazar, desde que estaban en el PRD, han hecho
arreglos con el presidente municipal en turno y han obtenido lugares en la
administración, es decir, cobrando como mercenarios y por otro lado, arengando
a los pocos ciudadanos que creen en ellos, con la bandera de la izquierda
partidaria, esa a la que aluden cuando quieren simpatías, aplausos y
reconocimientos, pero que desdeñan cuando ganan puestos de poder como la actual
regiduría.
MORENA como partido no tiene un
buen augurio con estos personajes en ese espacio de representación, como
tampoco lo tuvieron en su momento los regidores que salieron del PRD y su ala
dominante. El reto está en los militantes de MORENA y hacer que el actual
regidor no vea por sus propios intereses y los de su familia, que por cierto
también está dentro de la nómina. Solo como anécdota, en la pasada caravana de
los reyes magos que encabezó la actual presidenta municipal, se veía a un
Antonio Pacheco muy feliz y hasta en momentos servil, buscando el agrado de la
presidenta y de sus compañeros y compañeras regidores; señales que en
comunicación política nos hablan de muchas cosas para el análisis, el cual no
es muy positivo para este personaje.
Es por ello que iniciamos con la
pregunta de si MORENA sería la opción para una refundación de la izquierda en
el municipio de Atizapán de Zaragoza o solo una plataforma para políticos reciclables
y chapulines de otros partidos que a pesar de ser conocidos por sus mañas, los
ciudadanos –el voto duro de estas personas- siguen votando por ellos y ellos
como siempre utilizan la pobreza como bastión de poder para sus fines y prácticas
antidemocráticas que les resultaron en el PRD.
¿Será por otro lado, una opción
una candidatura ciudadana para la próxima elección de presidente municipal? Y
lo menciono por que los partidos políticos saben que necesitan renovarse, pero
las camarillas no quieren perder sus privilegios, sus sueldos, su impunidad, ni
su fácil manera de vivir del ciudadano incauto que no ejerce a cabalidad sus
derechos políticos pero al que también lo acota el sistema en todos sentidos.
Luis Reyes, Sociólogo y consultor
en comunicación política.
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