43.2%

El 43.2% de la población mexiquense votó este 3 de julio pasado en el Estado de México, un Estado con 10 millones 321 mil 844 electores; también llamado “la joya de la corona” o el “laboratorio electoral previo a las elecciones presidenciales”.

Electores que eligieron el futuro –por lo menos durante los próximos seis años- para una mayoría que no salió a votar o anuló su voto, quedando indefensos ante el poder del dinero y de la corrupción, impunidad, compadrazgo, amiguismo y omisión de parte de los gobiernos estatales que han sido priistas. Muchos de los que “eligieron” votar por Eruviel Ávila lo hicieron, no convencidos, sino cooptados o comprados –existe información fidedigna que nos revela el modus operandi, no nuevo por cierto, de la maquinaria priista- por el partido revolucionario institucional, ya que compraron el voto en cinco mil pesos y otorgando dádivas diversas como una tarjeta de debito donde según los vecinos, Eruviel prometió que de ganar la gubernatura las activaría brindando con ello apoyo económico a los que la tuvieran. Así también, hay evidencias tangibles de la utilización de patrullas de la ASE (Agencia de Seguridad Estatal), institución de seguridad creada por el actual gobernador Enrique Peña Nieto, la cual funcionó durante la elección para transportar a los electores comprados a las urnas y consolidar su “compromiso” con el partido.

Eso no es todo, en el nivel económico el candidato del PRI faltó al artículo 299 del Código Electoral del Estado de México, que establece que los comicios deberán anularse cuando el ganador haya rebasado los topes de gasto de campaña (lo mismo pasó cuando Peña Nieto estaba en campaña, rebaso el tope de gastos y nunca fue sancionado) y es que Ávila Villegas rebasó el tope de gastos establecido en 204 millones de pesos, al recibir también “donaciones” de empresarios como Jorge Hank Rhon y del mismo gobierno estatal; otra falta a la legislación fue el apoyo que tuvo de grupos religiosos que invitaban a votar por Ávila, con todo ello el candidato, funcionarios y gente de alto nivel que lo apoyó violaron los artículos 403 y 407 del Código Penal Federal que establecen la prohibición de solicitar votos a cambios de promesas de dinero u otras recompensas y servidores públicos que destinen fondos, bienes o servicios públicos y tiempo de subordinados a apoyar a algún partido o candidato, respectivamente. Ante estas evidencias, el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) hizo mutis y decidió solo aplicar una multa de 27 mil pesos a Eruviel por actos anticipados de campaña.

Lo que también hizo daño a la elección, fue el abstencionismo que fue más del 60%, aunado a lo anterior se suman las encuestas que en su mayoría maquilladas con resultados “aplastantes” en las preferencias electorales dieron pie a que muchos ciudadanos mexiquenses no salieran a votar pues tal información los convenció de que aunque votaran por una opción distinta no serviría de nada, puesto que aun así Eruviel se llevaría el triunfo. Lo anterior da pie para formularnos una reflexión que es parte ya de la historia contemporánea del Estado y es que una vez más el fraude, el derroche, la complicidad e impunidad han pasado frente a nuestros ojos y lo peor de todo es que no hacemos nada, nos quedamos ciegos ante una realidad que no nos termina de abrir nuestra visión crítica, solo aceptamos con espantosa normalidad todo lo que se esta dando. Lectores me han preguntado que cómo podemos hacer para que comience a cambiar todo y la respuesta o una respuesta que les doy es que actuemos, como en este caso donde ya no pasó nada. Ante todo, los muchos ciudadanos que aun hoy argumentan –con cierta razón- que la política es una “basura” que no participan “si de todos modos nos roban”, que “todos son iguales”; deben poner atención y analizar si en verdad todos son iguales, deben mostrar un poco más de interés por los asuntos políticos, ya que lo político es la base fundamental de nuestra vida social e individual, las decisiones que se toman desde la esfera política y de gobierno en ultima instancia nos afectan y si no me creen, ahí están los “gasolinazos”, el alza a la tortilla, al pasaje, a la salud, la falta de empleo, la falta de oportunidades de estudio, la falta de futuro y presente.

Tenemos la opción, la llave para vivir realmente mejor, nosotros decidimos si actuamos para cambiar o dejamos todo como esta y nos conformamos con las palabras que pronunció Elba Esther Gordillo –palabras más, palabras menos-, refiriéndose a los arreglos que tuvo con Calderón en la campaña que lo llevo a Los Pinos: “Es normal que pase eso en el país, estamos en México el país donde nunca pasa nada”.


Con información de John Ackerman, Maite Azuela y Jaime Avilés.


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