jueves, 5 de diciembre de 2013

La nueva forma de hacer política (2da Parte)



Además de lo anteriormente señalado, la nueva forma de hacer política tiene que ir acompañada de una ciudadanía consciente que antes de elegir, este realmente convencida de programas de gobierno, del perfil del candidato, de la gente que le rodea –al candidato-; en suma, su decisión debe ser integral. De nada sirve votar por una persona, si al final eso no nos exime de los vicios que todos conocemos.

Entrando en este punto, los votos obtenidos por cada candidato o postulante deben ser legítimos con todo lo que decíamos en el párrafo anterior, ya que de nada sirve tener un voto vólatil, es decir, que hoy vote por nosotros a cambio de una despensa, aparatos electrodomésticos, celulares, tabletas electrónicas, etc; y mañana no este “comprometido” en brindarnos su “apoyo”.

En este sentido, entramos quizá a un debate filosófico posiblemente acerca de si es bueno o qué tan bueno sería que el voto fuese informado, razonado y nada condicionado. Donde militantes, ciudadanos sin partido, ni simpatizantes elijan sin temor o sin pagar favores ó por obligación.

Sobre el tema del militante es distinto, ya que por pertenecer a un partido seria “natural” que vote por su organización, por sus candidatos y no precisamente por un proyecto de gobierno o de partido; es más, sin pensar ni titubear, ellos eligen – quizá a veces- alineándose y en contra de su líder carismático. Aunque no por ello, no deja de ser una elección competida.

Ese tipo de voto lo encontramos en el partido, al interior de éste.

Por otro lado, en elecciones abiertas, realmente hay una competencia entre programas, proyectos y grupos donde no solo debería ganar el mejor candidato, si no el proyecto, el grupo y la mayoría de ciudadanos que le dan el triunfo.

Si se votara de esa manera, realmente se podría hablar de democracia en sentido amplío, si el ciudadano estuviera informado medianamente, tomaría de manera distinta sus decisiones y quizá se haría mejor uso de la comunicación política.

Aunado a ello, la nueva forma de hacer política tiene que ir más allá de la gestión, tanto en liderazgos municipales, estatales y federales – incluso más allá del COPACI ó Consejos Vecinales-.
La nueva forma de hacer política se definiría por la obligación que tienen los partidos de difundir la cultura política de la participación, no solo con gestiones – que sería asistencialismo puro y se entiende como “ayudar”. Por ejemplo, la persona que no puede cruzar la calle, quizá por una dificultad física en su pierna que lo haga cojear y llevarlo del brazo al otro extremo de la acera-. Lo contrario y deseable sería brindarle el conocimiento del contexto, es decir, explicarle que él puede cruzar cuando el semáforo esté en verde para el paso peatonal, que debe cruzar por las líneas en el asfalto, que lo debe hacer con confianza y paso firme, que hay normas para el transeúnte y para el que maneja su automóvil, etc. Ese tipo de información en cada contexto haría que las personas o ciudadanos tuvieran mayor y mejor conciencia de lo que ellos mismos pueden hacer en el caso de la gestión a su favor y por otro lado, la nueva forma de hacer política debe ir por el lado de crear, difundir y hacer partícipe al ciudadano de la cultura; no sólo de las actividades artísticas, si no también, la cultura ecológica, vial, ciudadana, social, económica, política.

Los puntos anteriores serían el objetivo de la nueva forma de hacer política, sería la palabra en acción.

Mientras más personas autodidactas y con conciencia se den cuenta de ello, de estar informados; mientras las Asociaciones de Vecinos, COPACIs, Asociaciones Políticas y Partidos Políticos; el mismo gobierno vean lo mismo y sobre todo, vean por esa OBLIGACIÓN, México cambiaría de una manera que no hemos imaginado aún.

HOY la clave de todo es la voluntad moral, social y política de la clase gobernante y de las personas dedicadas 90% ó 100% a la actividad política.

Esos son los elementos para una nueva forma de hacer política.


Luis Reyes Sociólogo, especialista en Comunicación Política y Marketing Político.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Escenarios políticos en Atizapán de Zaragoza




A medida que va avanzando la administración panista en Atizapán de Zaragoza, se van vislumbrando algunos escenarios políticos para las elecciones que vienen en 2015, las cuales parece que se están previendo negativas para el partido que hoy detenta el poder en el municipio, puesto que a todas luces es un gobierno populista, sin acciones de gobierno efectivas.

Dicho gobierno se ha preocupado por hacer uso de la comunicación política, informando de los “logros y acciones” que ha llevado a cabo por el municipio, como eventos donde contrata a artistas destacados del país –gastos que no menciona en sus audiencias públicas y que se mantienen en opacidad- , eventos deportivos donde fomenta la cultura y el deporte (los cuales sirven solo para que las familias se distraigan viendo a otros hacer ese deporte y mostrando actividades artísticas; donde no se cumple para nada el compromiso de dotar a la población de las herramientas para apropiarse de las actividades y donde el ciudadano participe de ellas y en ellas, compromiso que tiene el gobierno para hacer que sus gobernados tengan una mejor calidad de vida) y sin dejar de lado el festival de las artes “Luminaria” (festival importante dentro del municipio, pero donde erogó la cantidad de 5 millones y medio de pesos, los cuales servirían para reforzar programas sociales y poner en marcha otros donde de verdad se atienda a las familias atizapenses o a los jóvenes que por diversas causas han caído en la adicción a las drogas o en otros problemas sociales).

No es malo que se tengan este tipo de actividades descritas, pues es parte de lo que se debe hacer; lo que no es bueno es que se esté haciendo esto en un municipio importante, tanto industrialmente hablando como políticamente. No es posible que con esas actividades, el gobierno esconda su inoperancia en temas torales como la seguridad pública, donde tiene una deuda con la ciudadanía en temas como el secuestro, los homicidios como el caso de la zona esmeralda, la aparición de personas ejecutadas al estilo del narcotráfico y del crimen organizado; también tiene una deuda al no tocar el tema de la pasada administración priista donde se habla de fraudes, corrupción y nepotismo por parte de David Castañeda, así mismo no hay una política pública destinada a abatir o combatir la violencia intrafamiliar y hacia la mujer, no hay una estrategia clara para trabajar de la mano de la sociedad atizapense.

El contexto es difícil y como tal la retención de la alcaldía en la próxima elección. En ese sentido, el PRI está con más posibilidades de poder ganar nuevamente esa posición ya que están trabajando como siempre en el municipio y están dando resultados y eso, se traduce en simpatías y éstas en votos que seguramente les darán el triunfo.

Por otro lado, está el PRD un partido que a nivel nacional está dando una imagen contaría a lo que pretenden ser. Y es que con la aprobación del dictamen de la Reforma Hacendaria han contribuido a la marginación de las minorías y su economía. A nivel municipal está más que partido y no se ven consensos que les vayan a permitir hacer un mejor papel que en otras ocasiones, siempre sirviendo al poder en turno o al partido que se ve que tiene mejores posibilidades para aliarse con él y sacar dividendos políticos y económicos; actuando como un partido bisagra que se preocupa por mantenerse. Y si a eso le sumamos la imagen que tienen de haberle dado la espalda a AMLO en su lucha, peor.

Hoy el PRD tiene la oportunidad histórica de sacudirse el lastre de la imagen y significado de López Obrador, ya que se enfrentarán con su propio trabajo para darse cuenta lo que significan en el imaginario de la ciudadanía traducido en votos, ya sin el efecto del “mesías tropical”.

Es así como se van clarificando las cosas en Atizapán que por supuesto nada es seguro, ya que las piezas se pueden mover de distintas maneras, por lo pronto así se ven y así actúan.

Hasta el próximo comentario.

 

miércoles, 26 de junio de 2013

La Nueva Forma de Hacer Política


*Este es la primera parte de un ensayo más extenso que iré subiendo en próximos días acerca de un tema muy importante en todos los niveles de la política.
*Obviamente se espera lo mismo de MORENA.


En los últimos doce años en México, hemos visto lo que han hecho políticos como Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Vicente Fox, Felipe Calderón; además de Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones, Eruviel Ávila, Juan Sabines, Rodrigo Medina, Emilio González Márquez y un largo etcétera. Políticos que han intentado en los hechos y desde el discurso, posicionarse como políticos de nuevas generaciones que gobiernan de una manera eficaz, cercana al ciudadano – en el contexto democrático de tomar decisiones con el ciudadano y dándole cuentas a éste- y sobre todo poniendo énfasis en el desarrollo de la infraestructura que hace falta o complementa las ciudades; claro, sin dejar de lado el avance tecnológico.

A todo esto, le han dado en llamar y muchos lo quieren significar como “una nueva forma de hacer política”, lo cual es necesario desmenuzar antes de seguir usando tal adjetivo, ya que es peligroso el utilizar tal palabra cuando en los hechos aún se viven prácticas antidemocráticas e instalación y puesta en marcha de políticas públicas antipopulares llenas de autoritarismo y en algunos casos de toques fascistas y antiétnicas.

Pero ¿cómo debe ser esa nueva forma de hacer política en México, cuando la clase política vive enquistada en una cultura política que ella misma inventó y desarrolló desde principios del siglo XX y subsiste hasta nuestros días, pese a las voces que alientan una democracia consolidada en nuestro país? Y es que el contexto histórico en el que se creó el Partido Revolucionario Institucional, llevó a buscar que las masas fueran corporativizadas en una institución que les enseñó a recibir pasivamente lo que los dirigentes les quisieran dar en todos sentidos y desde ahí se fue creando en el proto ciudadano la idea de que la política y los políticos deben de “dar” algo porque el pueblo o simpatizantes apoyan incondicionalmente para que después sean recompensados con migajas de un poder que se tiene y se ejerce a cuentagotas para ellos, pero que en la élite que domina se usa de manera hasta hiriente y ofensiva en ellos mismos.

Nuestra historia política siempre ha sido de luchas, la lucha de un grupo contra otro por estar y ostentar el poder, en cierto sentido así es la política, lucha de grupos antagónicos, de sus proyectos o entre sus proyectos para lograr llevarlos a cabo una vez que están en la posición máxima de tomar decisiones y afectar de manera positiva o negativa el presente y sobre todo el futuro de un país, un estado o un municipio. Sin embargo, esas luchas han sido en su mayor parte, luchas de personas y seguidores, no confrontaciones de ideas, de proyectos bien definidos, mismos que a veces quedan cortos ante la fascinación que genera estar en el poder, desde el cual todo se puede y lo que no se puede se compra, se copta o se quita del camino.

Pero esa nueva forma de hacer política no va sola, va acompañada de otro poder que en nuestro país es un poder real y que muchas veces ha puesto en jaque al sistema político y en otras lo ha arrodillado completamente para cumplir sus caprichos: los medios de difusión. Una nueva forma de hacer política tiene que saber convivir con los medios, sin dejarlos pasar esa barrera transparente y muy delgada de la cosa pública; donde los medios imponen la agenda política a partir de sucesos verídicos o no, de la realidad social, económica y política del país o de la localidad en la que se halle. Hoy en día diversos ejemplos en todos los niveles no hacen constar que los medios de difusión son un factor muy importante del ejercicio del poder y de la aspiración al poder público. 

El político que quiera ser parte de esa generación de nuevos políticos y de hacer la política debe convivir como lo mencionaba anteriormente y no sólo eso, sino que también necesita ejercer su poder y hacer valer la máxima de que el poder político está por encima de cualquier otro poder –clero, medios, élites, grupos de presión, sectas o crimen organizado-, así mismo, tener valores democráticos y ejercerlos.

No basta con usar la comunicación política sin ton ni son, sin estrategia y solo por querer estar a la orden del día dando a conocer que si se pintó una calle o que si fue el día de la Santa Cruz y mucho menos cuántos juguetes entregamos a tal o cual grupo. La comunicación Política debe dar cuenta al ciudadano en qué se gastan los impuestos que paga y sobre todo dar a conocer que se va avanzando, no que se sigue cooptando a las personas de la misma manera que hace cien años, dándoles poco, mostrándoles lo que pueden tener sin dárselos todo y jugando con ellos. A estas alturas de desarrollo mundial, lo que se debe ver es la ejecución que deben hacer los partidos políticos en la praxis, es decir, cumplir con educar a la población con valores democráticos y prácticas democráticas, de llevarles educación en un sentido amplio para poder ayudar a cambiar las cosas, la realidad de las personas; para llevarlas a pensar por sí mismas, para que ellas se den cuenta de lo que uno u otro partido representan, de darles la oportunidad o el beneficio de la duda, de castigarlos o premiarlos, de darle seguimiento a tal o cual programa o política pública, de ejercer de manera efectiva y eficaz el dinero que el Estado les otorga para sus actividades políticas.

Quizá esto puede sonar utópico, pero en la realidad no lo es, solo lo que hace falta es algo muy sencillo: voluntad política.
 

A todo esto, lo que representaría una nueva forma de hacer política sería realmente hacer lo que han dejado de hacer los partidos políticos y los políticos, es decir, hacer realidad la teoría y los discursos de los partidos y las personas que los componen, no hay que inventar para parecer nuevo, hay que ser y sobre todo hay que ejercer lo que se dice y se olvida.

2 de Octubre No Se Olvida

2 de Octubre No Se Olvida
Lee el articulo completo al dar clik en la imagen.