México, nuestro gran amado país, donde hay mucha gente trabajadora, donde hay muchos recursos naturales, minerales, flora, fauna, recursos humanos luchones, entrones y de trabajo; hoy se está desdibujando, pero no sólo es por o debido a el nuevo gobierno emanado del llamado "dinosaurio" PRI. Sino es el resultado de los demás partidos políticos, de la clase política en sí.
Hoy más que nunca otra ocasión, los partidos políticos carecen de credibilidad en todo le mundo, en algunos países más que en otros, pero al final todos tienen turbios antecedentes en la cuestión de la representación y a la hora de tomar decisiones, mismas que obedecen a intereses de grupos hegemónicos y no al bienestar social, a lo que debería ser bueno para la mayoría.
Ni PAN, ni PRI, ni PRD ni los partidos políticos habidos y por haber, han entendido que México en su sociedad no es la misma, aquella que utilizaban en sus mítines todavía a principios de los años 80, ni tampoco es la misma sociedad que solo tiene una opinión "teledirigida" , diría Sartori, desde un medio o cadena televisiva como lo fue en su momento Televisa y su génesis en una sociedad precaria de voz, de decisión, pero sobre todo precaria de movilización social, misma que quedo herida desde los acontecimientos del 2 de octubre de 1968, el miedo ha sido la parte fundamental que desde el poder y desde los grupos de poder económico y político se ha venido inoculando en todos los miembros de la sociedad mexicana, a tal grado que la otredad no existe, que el individuo es lo más importante que hay y que por eso lo público es denostado y desdeñado, dando lugar a la mala imagen que tiene nuestras ciudades, calles y colonias -bueno algunas calles y colonias, porque es evidente que donde hay poder económico, las calles de esas colonias están bastante limpias-.
Hoy la sociedad ha cambiado, pero es de sabios reconocer que falta aún mucho más. Hoy, contamos con el poder y quizá cabe también decir ¿el poder? de las redes sociales virtuales, mismas que han venido a revolucionar no sólo la comunicación, sino también la manera de relacionarnos, de vivir, de pensarnos y sobre todo de organizarnos, de informarnos y de descubrir lo que hay en el otro lado de la pantalla o pantallas, quizá el video niño sea la forma primaria del homo ludens como plantea Sartori y las redes sociales virtuales sean una fase secundaria de ese homo ludens, pero al mismo tiempo, la fase de contar nuestras propias historias y ello, conlleva a contar lo malo que nuestras autoridades actúan, los abusos de poder que tiene contra la población, el cinismo del nepotismo o amiguismo -tal es el caso de la Sra. Carmen Salinas, hoy diputada plurinominal emergida del PRI-. Sin duda, la denuncia es parte fundamental del sistema de gobierno que hoy vivimos en nuestro país, pero sucede algo muy importante y a la vez preocupante, la justicia, parte del Estado de Derecho en que se fundamentan las democracias, es inexistente en nuestro país. Y cabe decir, la única justicia que hay es la selectiva, cuánto tienes, cuánto te pongo de multa o de condena o quizá serás exonerado.
Y así como sucede arriba, dicen, sucede abajo, lo vemos en los municipios, en Atizapán de Zaragoza es evidente, pero aquí el arma del gobierno es la no comunicación, la formación de una corriente de opinión basada en el populismo y en la omisión, en la corrupción y en el delirio de grandeza de un presidente municipal debilitado políticamente, comunicativamente y en sus acciones de gobierno. Con partidos políticos que solo levantan el dedo, comprometiendo su voto por una tajada de dinero a su favor, comprando voluntades o como lo acuñaron en el grupo Atlacomulco, mismo que ahora tiene al país secuestrado: "con billetazos". Aquí la oposición no existe, solo es una simulación en el discurso, lo que sí hay es complicidad y una manera de hacer política confrontando y tratando de ver a todo mundo que no congenia con ellos como amenaza, misma que se tiene que exterminar. Pero que cosa tan más absurda, si se supone que la política implica debate de ideas, de libre expresión de respeto, de tolerancia, de buscar soluciones entre todos los miembros de una comunidad.
En ese sentido, Atizapán sigue avanzando con falta de acciones municipales que vayan encaminadas a mejorar el nivel de vida de su población, con impuestos sacados de la manga por un edil que quería en principio tener más dinero para su campaña y las de sus familiares, así como para comprar medios de comunicación locales y adularlo en el país de ensueño que quiso construir en el imaginario de sus colegas y de una parte de la población.
Reflexionemos acerca de nuestro papel como mexicanos y como atizapenses, qué podemos y qué debemos hacer ante esa falta de visión de un horizonte diferente? Es obvio que a nuestros políticos y gobernantes les falta educación, visión y capacitación, pero ante ello, la sociedad qué debe hacer?
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