domingo, 18 de abril de 2010

LA CUESTIÓN DEL EMPLEO

¿El capitalismo ha entrado en una fase donde por sí mismo ya no puede sustentarse?, en ese sentido: ¿Marx tenía razón?
Quizá algunos lo consideren erróneo, utópico y hasta ingenuo pensar de esa manera, sin embargo puede ser posible, la crisis del año pasado –que en nuestro país todavía se resiente y sumado a ello desde que los tecnócratas tomaron el poder (1982) el concepto de crisis y su respectiva representación están en nuestra socialización- .
En nuestro país según un reporte que apareció un periódico de circulación nacional, aumento la tasa de desempleo que ahora se coloca en 5.7% en comparación con el mes anterior. No hay duda que el aumento de tal se dio en las circunstancias de la crisis económica de E.U.A., no hay duda que es un tema que debería ser de seguridad nacional y, sin embargo, Calderón y sus empleados de gabinete insisten en que el problema vino de fuera y que de eso no se les puede culpar en demasía y en cierto sentido tiene razón; ya que buena parte de las personas que ahora están desempleadas y buscando oportunidades en el autoempleo son resultado de aquélla crisis. Pero ello no los exime de crear fuentes de empleo y empleos efectivos para los ciudadanos de México –uno de sus principales slogans y promesa de campaña fue: “el presidente del empleo”-, ya que desgraciadamente en nuestro país en lugar de que el empleo sea un derecho de todos los ciudadanos, se ha ido convirtiendo paulatinamente solo en un deber ciudadano siendo el gobierno el primero en descalificar las críticas hacia sus incompetencia, por ello a las personas desempleadas se les señala y hasta se les discrimina socialmente adjetivándolos de diversas maneras.
Lo que no se debe soslayar es que en nuestro país hace falta el impulso a las industrias, empresas y recursos humanos en todos los ámbitos, capacitación, incentivos, facilidad de exportación, sin tanto burocratismo, etc.; para impulsar y tener efectivamente plazas o empleos, así como también una cultura laboral favorable, una ley del trabajo que se aplique efectivamente sin ninguna concesión de tipo clasista, racista o de discriminación al empelado o a los pequeños y medianos empresarios mexicanos; y una reforma en materia laboral en diversos puntos donde se beneficie a los trabajadores o empleados y a los empleadores y no al contrario como por ahí se viene proponiendo; además de ver por las nuevas propuestas laborales y legislarlas.
Seguramente hemos escuchado hablar tanto de la denominada generación “ni-ni”, haciendo referencia –peyorativa y risible por cierto, en razón de lo que exponía líneas arriba- a los jóvenes que ni trabajan ni estudian y resulta que esa denominada generación la adjudican de manera causal al narcotráfico, cuando no han querido reconocer –y ahí está en parte la responsabilidad social de los medios de comunicación- que el desempleo, los bajos salarios, el país como paraíso fiscal, la explotación del trabajador –no solo del obrero, sino también del empleado de oficina, del universitario, etc. – son o han sido el resultado de manejos negativos de la administración gubernamental de nuestro país –aunado a ello la política de recaudación de impuestos que no es la mejor y que tiene sus puntos negativos-, de una mala educación, de la cultura del “chingón” como dijera Octavio Paz, del manejo elitista de los empleos para cargos públicos; además del amiguismo y un largo etcétera; por otro lado, se tienen ferias del empleo impulsadas por los gobierno municipales, federales o delegacionales, que por un lado, no ofertan un buen número de plazas y por otro que son solo un paliativo a las exigencias ciudadanas de empleo –que a fin de cuentas una feria no te garantiza un lugar en el mundo laboral-. No quiero invitar con esas palabras a que las personas no vayan a esas ferias, al contrario; lo que estoy haciendo aquí es un pequeño análisis de la cuestión del empleo.
Hoy día somos testigos de la flexibilización laboral, con sus contratos temporales, pocas prestaciones de ley, el engaño de “empresas” fantasma que timan a expensas y complicidad de las autoridades, empresas que cambian los epítetos de las plazas que ofertan por los de “ejecutivos” o “juniors”, engañando al que busca un empleo en la forma sicológica de estatus y prestigio social; por todo lo expuesto, en nuestro país una persona no concibe trabajar de barrendero, de vigilante, de albañil, de empleado de “bajo perfil”; ya que el prestigio social dice que esos empleos son para gente incapaz y en eso tiene culpa el gobierno.
Los ciudadanos deben exigir, en eso consiste el ser ciudadano dentro de una democracia, de ellos depende en buena parte la respuesta que tiene el gobierno a sus diversas necesidades.
El tema es complejo y de seguridad nacional y no sólo para minimizarlo ni echar la culpa a otros u otras circunstancias.


Sociólogo: Luis Enrique Reyes Elivar.

Contacto: socioanalisis@hotmail.com http://sociologialuis.blogspot.com

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