Política a fondo
El tablero electoral se está moviendo y en el Estado de México no es la excepción. El panorama se ve difícil para todos los partidos políticos, sobre todo bajo el contexto del hartazgo de la sociedad, las promesas no cumplidas de la democracia representativa y del sistema económico y distribución de la riqueza que deja mucho que desear si lo enmarcamos en la situación general del país.
Aunado a ello, lo que no está viendo los partidos es el peso del voto nulo y la abstención, pues en las últimas dos elecciones federales ha crecido (elección 2006 2.17% y elección 2012 2.42%), en los comicios de 1999 para gobernador del Estado de México, la cifra de votos nulos fue de 3.25%; en el 2005 cuando ganó Enrique Peña Nieto el porcentaje fue de 3.23%; y en el 2011, cuando Eruviel Ávila fue elegido gobernador, los sufragios anulados vieron su pico en 3.67%; y en la pasada de 2017 donde Alfredo del Mazo salió victorioso, el porcentaje de voto nulo fue de 3.03%
Además del porcentaje del voto nulo que prácticamente no se ha movido en el estado, se le suma el abstencionismo y la división del voto con partidos como Vía Radical y Verde Ecologista.
Es cierto que MORENA lleva la delantera y que en varios municipios tiene amplias posibilidades de ganar, pero si en los órganos de toma de decisión se siguen desobedeciendo sus propias reglas, el partido terminará fragmentado y con militantes que no participarán en los posibles triunfos, sino que abonarán al voto de castigo.
Hoy en día, las peleas internas por las decisiones tomadas para cargos públicos están haciendo que los partidos en su militancia tengan confrontaciones debido a lo que consideran “traiciones” e “injusticias” de las dirigencias que otorgan candidaturas no por el trabajo hecho por cada líder, sino por lo que pueden llegar a representar, incluso personajes que no militan en los partidos y también empresarios o personajes políticos poco conocidos que prometen tener trabajo detrás de sí.
Es así como los partidos políticos no tienen aún nada seguro y más por que la ciudadanía mexiquense está más informada y tiene mayor conciencia de las consecuencias de votar por tal o cual opción partidista.
En este sentido, los medios de comunicación tradicionales tiene una gran responsabilidad y más las redes sociales digitales, donde las estrategias maquiavélicas se ponen a trabajar y se influye en la opinión pública, orientando con ello el sentido del voto o de la preferencia. En ese contexto, los partidos políticos le apostarán a la cultura política heredada por el PRI: el acarreo, la compra de votos y el voto corporativo.
Esto último depende de las condiciones en que se halle la sociedad, es decir, si quiere y elige seguir en la parsimonia o decide hacer algo por su comunidad y por su situación personal, misma que hoy en día es difícil para todo mexicano.
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